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Estas células podrían frenar la progresión del párkinson

Eliasheva Ramos

 

Descrita por primera vez como parálisis temblorosa en 1817 por el cirujano inglés James Parkinson, su enfermedad homónima es famosa por los síntomas motores debilitantes derivados de la muerte prematura de las neuronas dopaminérgicas de la región cerebral llamada mesencéfalo.

El párkinson, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía ‘Manuel Velasco Suárez’, es la tercera condición crónico-neurodegenerativa más frecuente en el mundo.

En México, no existen cifras exactas de personas que viven con Parkinson, sin embargo, el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía estima una prevalencia de 50 casos nuevos por cada 100 mil habitantes al año.

A nivel mundial, se calcula que aproximadamente 5 millones de personas mayores de 50 años puedan padecer esta enfermedad.

Suele aparecer entre los 50 y 65 años de edad, pero cada vez es más frecuente su aparición entre gente más joven.

“La incidencia de esta enfermedad es en mayores de 60 años, pero no exclusiva, ya que hay pacientes de 40 años que padecen esta condición, incluso hay quienes inician antes de los 21 años” precisa el Dr. Rubén Martínez Hernández, neurólogo y jefe de la Clínica de Parkinson y Trastornos del Movimiento del Centro Médico ABC.

Hallazgos prometedores

En un estudio publicado recientemente, investigadores del Hospital Houston Methodist proporcionan evidencia de que las células T inmunitarias reguladoras no solo están reducidas, sino que también son disfuncionales en la enfermedad de párkinson.

Estas células T inmunitarias reguladoras (también llamadas Tregs) son un tipo de célula del sistema inmune que impide la acción de otros tipos de glóbulos blancos para evitar que el sistema inmunitario reaccione de manera exagerada.

La disminución de estas células que suprimen el sistema inmune impide la reducción de la inflamación en el sistema nervioso central.

Sin embargo, los investigadores también demostraron que las Treg periféricas pueden activarse y expandirse con éxito; podrían usarse potencialmente para suprimir las células inmunes proinflamatorias.

“Hemos demostrado que podemos tomar las Treg disfuncionales y luego activarlas para hacerlas hipersupresoras; sería una posible vía terapéutica para tratar la enfermedad de Parkinson”, explica el Dr. Aaron Thome, profesor asistente de investigación de neurología del Hospital Houston Methodist.

“El próximo paso sería inyectar estas células nuevamente al paciente e investigar no solo si es seguro y bien tolerado, sino también si la infusión de Treg funcionales detiene la progresión de la enfermedad”.

El papel de la inflamación

Al igual que en otras partes del cuerpo, la inflamación dentro del cerebro suele ser debido a las respuestas inmunitarias necesarias para el mantenimiento y la reparación de los tejidos.

Sin embargo, si la inflamación se prolonga debido a enfermedades neurodegenerativas o lesiones cerebrales traumáticas, se produce un daño neuronal progresivo.

En la enfermedad de Parkinson, las neuronas productoras de dopamina del cerebro son las más vulnerables al daño por inflamación.

Se especula que la respuesta inmunitaria inicial se desencadena por la muerte de las neuronas dopaminérgicas debido a una acumulación de ciertas proteínas.

Los investigadores señalaron que el próximo paso en su investigación sería un estudio clínico de fase 1 en el que las Treg disfuncionales se extraigan de la sangre de pacientes con Parkinson, se expandan según los protocolos del estudio y luego se devuelvan al paciente.

No más desinformación

Entre los mitos y verdades más comunes en torno al tratamiento del párkinson se encuentran:

La condición siempre empeora con el tiempo, por lo que no vale la pena tratarla: Actualmente el párkinson no tiene cura, sin embargo, es importante recibir un tratamiento adecuado, pues este puede ayudar a controlar los síntomas y mejorar su calidad de vida.

La terapia temprana y continua ayuda a retrasar su progresión de manera efectiva.

En las primeras etapas de la condición de párkinson, los síntomas pueden ser sutiles y difíciles de detectar, lo cual hace que el diagnóstico sea a menudo tardío. Sin embargo, si se logra este objetivo a tiempo, se puede comenzar un tratamiento integral que incluye medicamentos, terapia física o tecnología médica, lo que puede ayudar a retrasar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente.

La medicación es la única forma de tratar el párkinson:

“Si bien la medicación puede ser una parte importante del tratamiento del párkinson, también hay otras opciones de tratamiento” explica El Dr. Carlos Martínez, neurólogo especialista en párkinson y trastornos del movimiento.

Otras alternativas son la terapia física, ocupacional y del habla, así como la cirugía; por ello tener un tratamiento integral implica también abordar los síntomas no motores, como la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño y los problemas de memoria y cognición.

El párkinson no tiene una cura, sin embargo, se puede ofrecer un tratamiento integral, pues la suma de fármacos, terapias como el ejercicio, el yoga, o incluso la asistencia a terapia psicológica pueden representar una gran mejoría en las etapas iniciales de la condición.

En caso de presentar un avance aún mayor, existen otras opciones innovadoras como la terapia de estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés), la cual puede ayudar a controlar de manera significativa los síntomas motores.

La cirugía cerebral como alternativa de tratamiento

Lo cierto es que la cirugía cerebral, como es el caso de la estimulación cerebral profunda, puede ser un tratamiento efectivo para algunas personas que viven con párkinson, explica el Dr. Jesús Fonseca Cosío, especialista en neurocirugía funcional.

La estimulación cerebral profunda es una alternativa de vanguardia ante una condición de vida que puede resultar complicada.

El Dr. Rubén Martínez Hernández explica que en el caso de la cirugía hay varias versiones: entrar al cerebro en estructuras que se encargan de la coordinación de movimientos y están afectadas por la disminución de neurotransmisores y que explican los síntomas, logrando un cambio que modula su comunicación beneficiando los síntomas.

“El que hasta ahora es el más exitoso, es la estimulación cerebral profunda o neuroestimulación, donde se coloca un marcapasos cerebral que mejora la comunicación de las estructuras del cerebro que están afectadas por la falta de dopamina”.

Si tú o uno de tus familiares vive con párkinson y requiere mayor información respecto a la condición, entra a las redes sociales de la Red Mexicana de Asociaciones de Parkinson y a Parkinson y yo.

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