Autora: Elvira Alicia Nafarrate
Elvira es especialista en constelaciones familiares con reconocimiento de Helliger Sciencia. Maestra, facilitadora y terapeuta desde 1994, con experiencia con grupos en diferentes lugares de la República Mexicana y Estados Unidos.
Introducción
Cada día nos brinda la oportunidad de crecer, de movernos hacia un territorio nuevo, soltar las amarras y explorar nuevas rutas. A veces nos aferramos a permanecer en terreno conocido transitando los mismos senderos. El crecimiento interior tiene que ver con la exploración de nuevos caminos, la creación de nuevas imágenes que nos permiten expandir nuestra mente y ampliar el corazón integrando a nuestra identidad experiencias diferentes. El crecimiento puede ser a veces lento y casi imperceptible, aunque otras, es de tal dimensión que modifica nuestra vida. La felicidad que todos anhelamos es posible. Cada día tenemos la oportunidad de expandir nuestra mente y nuestra alma con nuevas experiencias y aprendizajes.
Trabajar con las imágenes familiares permite esta expansión con un trabajo interior que tiene que ver con incluir a los excluidos, poner orden y límites. Para lograrlo debemos soltar antiguos patrones y explorar senderos nuevos.
“SENDEROS”
“El mundo es grande, pero en nosotros es profundo como el mar” (Rilke)
Más que un grupo de árboles situados en el mismo lugar, el bosque se nos rebela como todo un sistema organizado. Considerarlo de esta manera permite comprenderlo a profundidad, intuir su esencia y explorarlo de forma más vasta. Tal como sucede con el “sistema bosque”, considerar a la familia como un sistema, nos ofrece una visión de gran riqueza y hondura.
Hay formas diversas de entrar en un bosque; el leñador encuentra el árbol que necesita y una vez cumplido su objetivo toma la leña que ha cortado y se marcha; el senderista tiene una experiencia muy distinta; conforme camina va descubriendo nuevos paisajes, se adentra en el bosque consciente de su profundidad y respetuoso de su grandeza. En una imagen similar propongo adentramos en el terreno de la exploración familiar como lo hace un senderista e ir tan profundo como nos sea permitido.
Las preguntas e intuiciones del senderista surgen de la certeza de que el bosque no se agota en su apariencia superficial sino en todo lo que subyace al suelo. Así logra integrar una imagen del bosque más completa y llena de sentido. Sabemos que los árboles establecen una comunicación entre sí gracias a una red de pequeñas raíces y microrganismos que forman un entramado subterráneo. Esta red constituye la vida del bosque y es tan importante como lo son los troncos o el follaje. Esta concepción más amplia del bosque y su paralelismo con el sistema familiar nos muestra la mejor actitud para acercarnos con respeto, transitar el camino e internarnos en un terreno que existe fuera pero también dentro de nosotros.
Es maravilloso observar también la historia del bosque en el tronco de los árboles. Un corte transversal al tronco de un árbol deja al descubierto los anillos que narran la historia del bosque. Los años en que hubo sequía quedan marcados en anillos más angostos; por el contrario, anillos más anchos se forman cuando el agua fue abundante; quedan ahí grabadas también las huellas de algún incendio. Un senderista puede contar la historia del bosque a través de las huellas que el tiempo ha dejado en el tronco de los árboles. En este paralelismo con la familia podemos pensar que somos producto, pero también constructores de la historia y podemos explorarla, pero también resignificarla.
La mirada sistémica sobre la familia nos propone reconocer el derecho a la pertenencia; la importancia del orden, el respeto de la jerarquía y el cuidado del equilibrio entre dar y recibir.
El derecho a la pertenencia tiene que ver con incluir en el sistema a todos los que pertenecen y comprender que las exclusiones causan dolor y un impacto en todo el sistema. Excluir a un miembro del sistema familiar atenta contra un derecho legítimo. Restituir el lugar al excluido es un trabajo sanador con la imagen familiar y libera al sistema de la compulsión a repetir.
La importancia de respetar el orden refiere a reconocer la jerarquía de los mayores sobre los menores de tal forma que cuando el orden se altera el amor no puede fluir adecuadamente en la familia. La arrogancia frente a los mayores, el sentirse de algún modo superior, crean dolor e impiden que el amor fluya en la familia. Es posible restituir internamente el orden; en una imagen transgeneracional los que anteceden toman su lugar y tienen prioridad sobre los posteriores. Así la arrogancia deja paso a la humildad y al amor.
Cuidar el equilibrio entre dar y tomar implica la actitud de generosidad para dar y la humildad para tomar. Sin equilibrio se vuelve evidente que la relación corre peligro de romperse.
Mientras tenemos vida existe la posibilidad de resignificar nuestra historia, encontrar caminos para formar nuevos vínculos y sanar las heridas. Tengo la convicción de que lo que trabajemos y resignifiquemos en nuestra vida será legado a los que vienen detrás nuestro. Construyamos con nuestro trabajo interior la imagen del “bosque” en la que la vida y el amor sean abundantes.